Una de las grandes críticas a la publicidad siempre ha sido la de que para vender ciertos productos o ideas a veces se dedica a asustar a la gente. No hay más que ver las campañas de la DGT o contra algunas enfermedades para darse cuenta de que algo de razón hay. Ya sea porque el miedo nos mueve o simplemente que de vez en cuando nos hace falta mirar hacia al lado crudo de la vida, suele funcionar.

Hoy os quiero mostrar una de esas campañas, pero más bien en el transfondo, porque tiene una ejecución bastante demente. Está realizada por la agencia peruana Cafeína, para lanzar la web de CEDRO sobre programas de ayuda al fumador. A veces no viene mal dar un sustillo. Habrá quien reniegue de estos métodos y yo no me quiero posicionar, pero como poco es una manera ingeniosa de llegar a un fin.