Halloween es por antonomasia una de las épocas favoritas de los anunciantes. Aquí os dejo 20 anuncios que dan miedo… o lo intentan.
Soy muy fan del gran trabajo que está haciendo la agencia LoLa con Cornetto a la hora de fomentar sus valores (la amistad, compartir, etc.) y vincularlos a las nuevas tecnologías. Casi cualquier acción que realicen es genial o, como mínimo, novedosa. En esta ocasión han cogido un tándem (una de esas bicicletas para dos personas) y han creado la primera bici social.
Interactuando con los elementos de la bici las parejas pueden twittear, compartir en Facebook o subir a YouTube vídeos y comentarios acerca de sus escapadas a pedal. Útil no sé si es, pero curioso un rato. Una manera de compartir, tanto en internet como en la vida real.
Ikea siempre ha abogado por hacer de los espacios pequeños espacios habitables, cómodos y chulos. Por esa razón siempre han aprovechado los pocos metros cuadrados de los que dispongan para crear escenarios únicos… y ésta no es una excepción.
En la estación de Saint Lazare, en París, han instalado un baño sobre una valla de publicidad exterior creada ad hoc. En ellos habrá un chico y una chica que hagan un poco de vida (eso sí, por separado, que tampoco hay espacio para tirar cohetes).
Buena forma de hacer entender que en poco espacio se puede hacer mucho.
Lo he visto en Reason Why.
Subirse a un avión implica pasar casi siempre por los mismos trámites: embarque, colas de seguridad, colas de entrada y luego llegar al aparato para oír por enésima vez el aburrídisimo (aunque necesario) aviso sobre seguridad a bordo. Virgin America le ha dado la vuelta para que la gente le haga caso y ha convertido sus instrucciones de seguridad en un espectacular videoclip.
Una manera de hacer nuevo el mensaje de siempre. Echo de menos que se haya filmado un vídeo en vez de hacerlo directamente en el avión, pero la logística es la logística. Lo que no se puede negar es que seguro que mucha más gente atendió a las recomendaciones para el vuelo.
Podéis saber más de la campaña aquí. Lo he descubierto en Adverblog.
El amor por nuestras posesiones más preciadas llega a veces a unos niveles ridículos de exageración. El Conde Scarpa, un millonario brasileño, ha enterrado su Bentley (valorado en 370.000 euros) para poder disponer de él cuando fallezca. No sólo eso, sino que realizó un funeral con él, al igual que lo hará en un futuro con el resto de sus posesiones favoritas.
El hombre vio un documental sobre los egipcios y las pirámides, de donde cogió la idea de ser enterrado con sus objetos más preciados para disfrutarlos en el más allá. Suena todo un poco chorra, pero ejemplifica muy bien el amor de mucha gente por sus marcas favoritas, de las cuales no se quiere deshacer ni después de muerto. Nadie sabe si hay vida después de la muerte o no, pero si hay mejor disfrutarla en un Bentley que en un Fiat Panda.
Al final todo esto tenía trampa. La noticia era un ardid para atraer a los medios y hablar sobre la donación de órganos. El propio Scarpa dijo en la rueda de prensa que se organizó por motivo de su falso entierro: “No he enterrado mi coche, pero el todo el mundo pensaba que era absurdo cuando dije que lo haría. Es absurdo enterrar nuestros cuerpos, que podrían salvar muchas vidas. Hay algo más absurdo que enterrar un Bentley, y es enterrar tus órganos”.
Gran manera de llamar la atención sobre una realidad necesitada de comunicación.
Leído en El Imparcial.