Recién salido del horno llega lo nuevo de Campofrío: Hazte extranjero.
Sigue la línea de los dos anteriores spots, pero en McCann han estado muy cachondos a la hora de elaborar los teasers previos (con celebrities incluidas). El juego previo está muy bien hilado a la hora de caldear un poquito el ambiente.
La película mola, pero corre riesgos al tocar un tema tan delicado como el de la crisis, sobre todo pensando en todos a los que no les queda otra que emigrar. Y además, parece que la empresa va a quedar lejos del control de manos españolas, con lo cual el «patriotismo» que muestra queda de boquilla y no parece adecuarse mucho a la marca que hay detrás. ¿A ti qué te ha parecido?
La desesperación siempre conlleva miedo. Miedo a no saber que hacer. Miedo al futuro. Miedo a no encontrar lo que llevamos años buscando. El mercado laboral está fatal (no hace falta que os lo diga a ninguno), pero cada día que pasa parece estar peor. Y no sólo el mercado, si no la sociedad en general. El miedo nos hace más conformistas y nos hace plantearnos los insultos como elogios. Nos hace creer que nos dan oportunidades cuando en realidad se aprovechan de nosotros. Nos hace un poco más tontos.
No hablo de todas esas ofertas de trabajo ridículas en las que te tienen esclavizado 10 horas al día para pagarte 500 euros al mes. Ni de esos empresarios que requieren que te hagas autónomo para que trabajes con ellos y te den un sueldo que apenas superan la cotización. Ni siquiera estoy hablando de todas esas empresas que se nutren de becarios sólo porque son gratis (y si han acabado la carrera y la universidad no paga su seguridad social, ni eso). No. Estoy hablando de esos falsos salvadores.
En Galicia decimos que «mexan por nos e din que chove», que viene a decir que «nos mean encima y nos dicen que está lloviendo». Y eso es lo que están haciendo ahora: mearnos encima.
Todo esto viene a cuento por la llamada SCPF Academy. Una especie de máster (o como han puesto: método de formación de talento) por el cual tienes que pagar 20.000 euritos por diez meses. Y aquí viene la novedad: es un curso en el que no tienes clases, ni profesores ni gaitas: simplemente trabajas. En una de las agencias más prestigiosas del país, eso sí.
Desglosemos un poco su método (os dejo aquí el enlace para que lo sigáis au pair) y algunos de los puntos que más me han chocado:
- Permite a los alumnos interactuar con los profesionales y que les supervisen: vaya, como en todas las prácticas. Imagino que eso implicará que se dignarán a hablarles y eso.
- Práctico, sin materias ni asignaturas: es decir, a currar todo el tiempo. Me suene otra vez a cualquier práctica en agencia. Me parece muy bien la parte práctica, pero por el momento me suena a otra cosa.
- Se aprende en contacto con la realidad: volvemos a que es como unas prácticas. Evidentemente esto no es una escuela, salvo en que pagas tú y no te pagan a ti.
- Los procesos no son obligatorios: ¿pero esto no era real? ¿En qué quedamos?
- Favorecemos la mezcla: muy bien. ¿Y? En cualquier entorno te puedes encontrar con diferentes disciplinas, nacionalidades, lenguas… ¿Es que acaso van a forzar la búsqueda de diversas tipologías de alumnos o profesionales para que les cuadre? No alcanzo a comprender esto muy bien. Vivimos en una aldea global y se supone que hemos superado esto hace tiempo. Sólo hace falta que pongan que trabajan hombres y mujeres juntos.
- El programa incluye lo inesperado: no creo que eso suene tan bien como creen.
Resumiendo. La academia consiste en hacer trabajo de agencia en una agencia y como si estuvieses en una agencia. Es decir, lo mismo que haría una persona que esté allí contratada o en prácticas, salvo por una salvedad: en vez de pagarte ellos a ti, tú les pagas a ellos. ¿Pueden hacerlo? Sí, de hecho lo están haciendo. ¿Es lícito? Desde luego. ¿Es moralmente reprobable? Y tanto.
Entiendo la existencia de escuelas que te cobren para prepararte para trabajar. Al fin y al cabo, todas lo hacen y tiene cierta lógica. Lo que no puedo comprender es como una agencia puede cobrarte (y no poco) por una formación que adquirías trabajando con ellos en más o menos la misma medida (puedo admitir que en menor medida, pero no me parece un atenuante). Y además parto de la base de que esta idea parte de una agencia que admiro que dirige una persona que admiro mucho más, con lo cual hasta me duele.
Me siento un poco traicionado por una generación que se está aprovechando de la desesperación de otra generación. Saben que matamos por entrar en sus agencias aunque sea gratis, así que en vez de hacernos matar nos van a hacer pagar. Nos es complicado mantenernos a base de aire y nuestras familias, con lo que seguimos engordando el currículum con lo que sea. Nadie nos podrá decir que no lo intentamos. Estamos hartos de pagar cursos, másters, workshops, especialidades y todo lo que implique un valor añadido. Pero no a cualquier precio. Quiero resaltar el último párrafo de su método que he sacado de la propia página web:
En una semana los alumnos de SCPF Academy pueden haber recogido un briefing, haber realizado una campaña, haber revisado su proyecto con su tutor, haber hablado por teléfono con un cliente, haber asistido a una charla sobre previsión de tendencias sociales, haber producido un video, haber desarrollado técnicas de liderazgo, haber creado un naming, haber asistido a un workshop sobre imagen de marca…
Vuelvo a lo mismo. Me suena a lo que haría si estuviera allí trabajando. Es más, es exactamente lo que he hecho cuando he estado de becario en varios sitios. Te involucrarán en mayor o menor medida, harás pocas cosas o serás el chico para todo, asistirás a charlas, harás trabajo que te gusta mucho y trabajo que te gusta poco. Trabajarás. El problema es cuando vestimos el trabajo en forma de másters de especialización o prácticas. Dudo que estas iniciativas existiesen en un tiempo de bonanza económica y de empleo, por lo que no me deja de sorprender hasta que niveles quieren que nos arrastremos. Se supone que las prácticas tienen dos grandes partes: la primera es habituarte a un trabajo real y, como tal, realizar; la segunda, seguir formándote. El problema es cuando haces las mismas cosas pero no son unas prácticas: se han convertido en un trabajo en el que el sueldo se lo pagas tú a los demás.
Bienvenidos a la era de las nuevas prácticas pagadas.
Espero vuestras opiniones y perdón por la parrafada, pero necesitaba desahogarme..
Edit: hoy por fin Segarra ha hablado. Podéis ver su respuesta aquí. Aunque aclara (o rectifica) muchas cosas hay una frase que me da mucho miedo cuando dice que los 20.000 euros son «el filtro de la ambición del candidato». Que cada uno saque sus conclusiones, aunque ahora pinta de manera diferente.
Por desgracia hoy os traigo este caso de creatividad aplicada a la publicidad exterior. Digo por desgracia porque, aún siendo un gran ejercicio creativo, la realidad que muestra es triste. Muy triste. Una verdad dolorosa que afecta a gran parte del mundo.
Este mupi parte de la Sociedade Civil Solidária de Portugal y pretende hacer hincapié sobre como la crisis afecta a la vida de las personas. Realizado por la agencia Fuel.
Encontrado en I believe in advertising.
Las campañas con prescriptores en medios sociales suelen funcionar bastante bien. En la publicidad convencional está claro que al famoso de turno le pagan por decir según que cosas pero en las redes sociales se suele mezclar vida personal con profesional. El límite no está nunca claro. Las recomendaciones pagadas se confunden con los gustos de las celebrities de turno.
Partiendo de esta base, la gente de Microsoft seguro que se las prometía muy felices cuando pagó a Oprah Winfrey (cuya opinion en Estados Unidos es creadora de tendencias) para promocionar la tableta Surface. Con casi 16 millones de seguidores, un tweet suyo significa repercusión en un público fiel.
Pero claro, no contaban con una pifia como ésta.
A la susodicha no se le ocurrió otra cosa que recomendar la tableta sobre la que teóricamente estaba tuiteando desde un iPad. Tocado y hundido. La gente en Cupertino, seguro que está frotándose las manos y partiéndose de la risa.
Un golpe en la credibilidad de Microsoft (la de Oprah es casi invulnerable) y una lección para toda la gente que trabaja con prescriptores.
No se puede hacer algo como esto partiendo de unas instrucciones tan simples como «escribe un tweet diciendo que te gusta esto». El más mínimo error puede pagarse caro. Los publicitarios no son ellos, sino quienes los contratan. Los detalles no se pueden dejar en el aire porque luego pasa lo que pasa. Una pifia monumental que ha costado dinero y credibilidad.
Me he encontrado con este fail en Techcrunch.
¿Harto de cestas de navidad (si es que te regalan alguna), postalitas y demás regalos navideños típicos? Con esto de la crisis muchas pequeñas y medianas empresas no están para pensar en esas cosas. Bastantes negocios penden de un hilo y echan en falta una mano que les ayude a salir del agujero en el que están metidas. Pues con todo el espíritu navideño del mundo, la agencia VCCP (cuya oficina española ya lleva unos meses entre nosotros) va a intentar ayudar a una de estas empresas necesitadas con una campaña de publicidad.
VCCP Help es una iniciativa que la agencia quiere repetir cada navidad que consiste en ayudar a los demás con lo que mejor se les da: comunicar. Por eso, en vez de hacer regalos de navidad a sus clientes harán una campaña de publicidad a una empresa que lo necesite. En www.vccphelp.es podéis proponer vuestro negocio para que sea el afortunado que reciba gratis una campaña de profesionales como la copa de un pino.
Así da gusto que sean navidades, oiga.