Hace poco circulaba por televisión un anuncio para una web de poker en el que aparecían el tenista Rafa Nadal y el futbolista Ronaldo (el brasileño). Nada especial, dos caras famosas en un spot de 30 segundos para promocionar una serie de torneos que se hacen en esta web.

Buscando información –cotilleando, básicamente- sobre ese anuncio, me he encontrado un documental de casi 45 minutos en el que también salen Nadal y Ronaldo. Ambos son imagen de la marca Poker Stars, además de  participar de manera activa en distintas promociones y eventos. Este documental es un paso más en la macro-campaña de Poker Stars para aprovechar que se han hecho con los servicios de estos dos súper fuera de serie.

Es un documental sobre la preparación de Nadal y Ronaldo para un torneo de poker que se disputó en Praga en 2013. El timing no está muy bien programado –llega algo tarde diría yo- y el título se lo podrían haber currado algo más pero está claro que aquí han invertido, como mínimo, mucho esfuerzo en ofrecer un buen producto audiovisual.

Poker Stars cuenta con su propia agencia de publicidad que trabaja de manera interna en la empresa y parece que con bastante libertad de movimientos. Se han sacado de la manga este docu al más puro estilo Matrix que se suma a la tendencia de la publicidad a buscar nuevos formatos audiovisuales.

¿Es el fin de los anuncios de 30 segundos? Resulta difícil de creer cuando la cantidad de información que absorbemos es cada vez mayor y tenemos que hacerlo en el menor tiempo posible. Está claro que lo que se busca aquí es un público muy concreto al que no le interesan los anuncios al uso pero sí quiere ver que a sus ídolos les cuesta tanto aprender a jugar a poker como a ellos.

Hace unos años Audi ya consiguió que se hablase del uso de nuevos formatos más allá del spot. Su anuncio no era muy largo, poco más de 2 minutos, pero los efectos especiales, la voz en off del actor Gabriel Byrne o el hecho de que el coche sólo aparezca un par de segundos al final, sitúa a este trabajo más cerca de la producción del cortometraje que del anuncio publicitario.

Esto se coló en Vimeo como un falso corto con su “Staff Pick” incluido pero al final resultó que era un falso anuncio -increíblemente hecho, todo sea dicho.

Ahora las marcas ya invierten abiertamente en fórmulas que vayan más allá de unos anuncios de televisión que nadie ve. También está obsoleta la fórmula de mostrar a un famoso que alaba las bondades de tu producto; lo que se pretende es que ese nombre conocido, esa referencia para el público objetivo, se involucre con la marca, que trabaje con ella.

El producto es lo de menos; lo que se vende es casi una filosofía de vida, igual que sucede en el marketing social. La marca puede que no gane en ventas porque muchas veces no se sabe ni qué venden, pero aumenta su credibilidad y prestigio de una manera que no se consigue en 30 segundos.

Hay muchos directores de cine que han empezado en la publicidad o que lo compaginan. Ya no tienen que sentirse como unos “vendidos” o encorsetarse en los cánones del anuncio clásico. Algunos se están convirtiendo en maestros del cortometraje publicitario, como por ejemplo Wes Anderson.

Sus películas beben mucho de la estética de la publicidad (el surrealismo, la exageración, lo inédito, lo exclusivo), así que era lógico que sus anuncios bebiesen también de su peculiar manera de hacer cine. Hasta la BBC británica se preguntaba si su anuncio/cortometraje para Prada era arte o publicidad (como si no pudiese ser una misma cosa).

En la versión española tenemos a Paco León y el corto que hizo con humor y atino para dar visibilidad a las enfermas de cáncer de mama y que, además, era una campaña de Buckler. En la web de su cerveza 0,0 se pueden ver otros trabajos publicitarios que han hecho con acierto a medio caballo entre el híper realismo y el surrealismo más absoluto.

El trabajo de León fue un éxito para todos: se recaudó dinero para una buena causa, consagró a León como director (hasta entonces sólo había hecho Carmina o Revienta y seguía siendo el Luisma), el corto fue viral, y Buckler quedó estupendamente por haber montado todo el tinglado. No es de extrañar que tenga más de 3.400.000 visitas en Youtube.

En estos tiempos de prisas, ir a contracorriente y marcarse un anuncio (que no parezca anuncio) de larga duración parece que funciona.

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