Las subastas siempre tienen el mismo funcionamiento: quien más paga se lleva el objeto por el que se puja. O hasta ahora, porque la empresa cristalera Kosta Boda ha querido dar valor a los sentimientos que poseen los coleccionistas ante una obra de arte, creando la primera subasta en la que se paga gracias a las emociones.
Las reacciones del cuerpo son la moneda con la que se puja. A un mayor emoción, mayor oferta y más posibilidades de llevarte la obra de arte.
Una nueva forma de dar valor al coleccionismo ideada por la agencia sueca Ellermore.
Visto en Creative Criminals.
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