Lo bueno de la realidad aumentada está en su propio nombre: es capaz de ampliar lo que vemos a algo que nunca nos hubiéramos podido imaginar. Muchas veces se desaprovecha esta tecnología utilizándola como mera receptora de cosas habituales, usándola simplemente como un soporte convencional incrustado en uno virtual. Es decir, desaprovechando el medio. Me ha encantado esta acción para National Geographic exactamente por eso, porque aprovecha el medio.

Recreando una vivencia extraordinaria e imposible sin esa virtualidad es todo un extra para el público. Una de esas cosas que sorprenden (aún es novedoso, pronto el recurso puede ser cansino) y que el público suele recordar mucho tiempo. Además hay que añadir que la ejecución gráfica de la agencia Appshaker es impecable.

Novedad y poner a mano del público una experiencia virtual. Un cóctel ganador.

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